La Lactancia

Apreciado diario,

Ser madre no sólo implica transformar un embrión con forma de comida de tortuga en un ángel de victoria sicret, expulsarlo de tu cuerpo a lo salvaje, saber dormirlo, cambiarle los pañales y cantarle hasta que deje de desgañitarse, ser madre también implica ALIMENTARLO con tus atributos para que el bebé crezca sano y salvo.

Una vez Matilda salió de mi cuerpo, a lo extracorpóreo pero con puntos, ya me dijeron sí quería darle allí mismo el pecho.

-Es que justo hoy tenía la clase de la lactancia en el preparto y me la he perdido… -Les dije con la boca pastosa por todo el alijo de drogas.

Ellos se miraron intentando decidir si me habían dejado borderline de por vida o es que venía así de casa.

-Ponla en el pecho y mamará.

Y fue allí cuando empezó mi faceta de supermercado a demanda, que con sólo un amago de puchero de la señora de Murcia, RuyRodrigo ya sentencia que “la niña tiene hambre” y pasa a ser mi labor intentar calmarla con el pezón.

UN TIMO.

Los primeros días de lactancia son muy duros, que con tanta succión empieza el roce y el malvivir de tus tetas, que prefieres hacerte el harakiri con un cuchillo de plástico a acercártela al pezón cuando toca la toma.

En mi caso no vi la luz hasta que un genio de la lactancia me dijo: ¿Y por qué no pruebas con pezonera?  OUYEAH, maifrens lactantes, BULLSHIT de la buena.

Una vez ya le había cogido el tranquillo al asunto, cuando llegué a casa y no tenía ningún especialista con drogas cerca, tuve lo que viene a llamarse:

LA SUBIDA DE LA LECHE

Que para las que no tengáis churumbeles, consiste en que la teta se te hincha cómo si fueran los pectorales de las tortugas ninja

Y la tienes tan hinchada que la niña no se puede ni agarrar, y ahí va, a ciegas intentando llevarse el pezón a la boca, que cuando consigue succionar, acostumbrada al calostro que es como la Pepsi de la lactancia pero en dosis chupito, la leche sale a propulsión en su boca y la deja dormida al primer sorbo.

Y ahí estás tú, con el otro pectoral ninja goteando ansioso por ser vaciado, intentando despertarla con cosquillas. Pero la cosa no funciona: la  señora de Murcia está en coma etílico mientras tú tienes la teta que te va explotar a lo Ana Obregón.

OHMAIGAT! Nunca hubieras pensado que dirías esto pero

¡NECESITAS SER ORDEÑADA!

Y ahí que vas, a la ducha con agua caliente a masajearte las ubres en modo ANTIporno, para poder dormir en unas condiciones mínimas, sin grandes lujos.

Totally, que aquí empieza el malvivir y el jipismo de tu vida maternal, que te lleva a sacar la ubre allí dónde vas sin importarte si estás en el banco, en la panadería o en una audiencia con la familia real, porque la tienes como una piedra y necesitas amamantar a tu pequeña. Y que no huela a cadáver sin descubrir since 1982, porque le cambio el pañal encima del código da vinci si hace falta, vaya a ser que se le irrite y le salga una dermatitis. O que no me haga un pucherito, que le hablo en modo borderline para arrancarle una sonrisa, aunque a mi lado esté el mismísimo Ryan Golsing.

Y sí, maifrens, quién me iba a decir a mi que en un año pasaría de la tranquila vida en pareja a llevar las tetas a la intemperie, vómitos en la camiseta y pasarme el día oliendo a leche rancia.

NO ONE.

Porque no voy a engañaros, el glamour lo pierdes el mismo día en que meas un palito para saber si estás embarazada, pero debo deciros que cuando tu cigoto te sonríe porque está contento, merece la pena hasta llevar su caca pegada en las pestañas.

Besis.